Saltar al contenido

Las promesas y el niño interior

16 de junio de 2015
elninointerior

Las promesas y el niño interior

Cuando éramos niños, nuestros padres constantemente hacían promesas sobre regalos o premios que nos darían si ganábamos el año escolar o si alcanzábamos un logro, una meta o un objetivo específico, o simplemente nos hacían dichas promesas para animarnos a ser mejores seres humanos. El gran problema era cuando llegaba el momento de hacer efectivas dichas promesas y nos fallaban.

Promesas.
Asegurar o comprometerse con alguien de cumplir, dar o premiar por un acto esperado o una conducta esperada.
Uno de los grandes errores que cometen los padres de familia con sus hijos es hacer promesas que posteriormente no cumplen. Es muy común ver a los padres decirles a sus hijos que si ganan una materia (pasar matemáticas, física…) o ganan el año escolar se les va a apremiar con un objeto o algo de mucho interés o deseo para el niño o la niña: un juguete, un paseo, un permiso, etc.

Es increíble, y hasta morboso, encontrarse personas que hagan con sus hijos esta clase de compromisos en actividades como la educación, que debería tener una motivación genuina y natural, donde el mismo niño o niña se entusiasmen en estudiar por lo que esta representa en sí misma: el descubrir nuevos horizontes, nuevos mundos, nuevos universos donde la creatividad, la curiosidad y el asombro serían los mejores premios e incentivos para aprender. Pero, desafortunadamente, por el contexto mismo socio-familiar el niño y la niña observan el estudiar o el obtener nuevos aprendizajes como una pesada carga, como algo aburrido, monótono y poco estimulante que requiere de sobornos emocionales por parte de sus padres para poder avanzar en la vida.

El adulto del presente.
Hablando de las promesas y del niño interior, nos enfocamos también en el adulto del presente, quien necesita constantemente de sobornos emocionales y de otras índoles para hacer las cosas bien. En ese orden de ideas, nos encontramos con altos ejecutivos, obreros, médicos, abogados y personas de las diferentes áreas ocupacionales de la vida que en un momento dado se bloquea y sienten que no pueden continuar. Esto sucede cuando no tienen cerca a personas que perpetúen el legado del soborno emocional de las promesas, dicho de otra forma el niño interior esperando ser gratificado.

Cuando ingresamos al inconsciente de este individuo (al del adulto), nos damos cuenta que detrás de ese adulto se oculta un niño o una niña a quien sus padres o adultos de su infancia sobornaron constantemente para alcanzar sus metas, sueños y objetivos con hermosas promesas que pocas veces o jamás cumplieron.
Ante este panorama, es muy difícil que un adulto que en su niñez fue constantemente sobornado emocionalmente en la vida actual sea una persona madura, centrada en sí misma y feliz.

Lo que los adultos odian de su niñez.
Generalmente cuando se le pregunta a un adulto cuáles son las mejores cosas de su niñez o qué recuerdos tiene de su niñez, responden sin pensar sobre aspectos poco gratificantes, molestos y desagradables que les hirieron y lastimaron. Cuando se profundiza en el discurso, el mismo individuo, haciendo una introspección profunda de sí mismo, se da cuenta que no son cosas de su niñez que odia sino a sus padres, tutores o adultos de su entorno quienes tenían la misión o responsabilidad de educarles o velar por ellos.

En la edad adulta, lo más triste y doloroso de esta historia, es que la persona sigue inconscientemente la línea ancestral traída de sus padres o de los adultos con los que se relacionó en su niñez, quienes la transfieren a sus descendientes. El hacer promesas y sobornos emocionales a los niños y niñas con el objetivo de animarles a alcanzarles sus metas y objetivos; mas al final del día se sabe que un gran porcentaje de esas promesas jamás se cumplirán.

¿Cómo hacer para que las promesas y del niño interior se armonicen y equilibren en el adulto del presente?
No solo somos lo que somos aquí y ahora, somos el resultado de millones años de evolución, las pautas de crianza proferidas por nuestros ancestros y con nuestra venia determinan en la mayoría de las veces nuestro destino. Sin embargo, tú puedes crear tu propio destino.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos alcanzar una sana sincronía, equilibrio y armonía entre las promesas y del niño interior, al sanar al niño interior que está herido o desmotivado por el no cumplimiento de las promesas hechas por sus padres en la infancia.

Un posible modelo adecuado de las promesas y del niño interior equilibrados.
Para conquistar la cima debes empezar desde abajo, lo mismo para construir un gran edificio debes empezar por los cimientos, pues de la firmeza de los cimientos dependerá la fortaleza y equilibrios del edificio.

Para sanar al adulto del presente necesitamos ir a sus raíces y cimientos (al niño interior) donde sanamos las estructuras, limpiándolas, quitando arbustos, raíces, obstáculos y las arenas movedizas hasta encontrar la roca o piedra firme donde asentaremos con poder los cimientos y poder levantar con confianza al nuevo ser el adulto naciente que al sanar el niño interior estará, sano, libre, próspero, equilibrado y feliz.
Cuando tú niño interior está sano eres un adulto integralmente completo y feliz. Por eso, toma acción ahora mismo y sana tu niño interior para derribar los sobornos emocionales las falsas promesas y los auto-saboteos que te bloquean e impiden ir más allá. Tú tienes derecho a ser mucho mejor de lo que eres aquí y ahora.

Hacer terapia en línea ahora mismo>>>

Abrir chat
¿Necesitas ayuda?
Terapeuta Pastor García
Hola
¿Cómo te puedo ayudar?