La caja es grande, más alta que yo, tipo caja de nevera. Es de cartón, antes de tocarla tenía una mezcla de curiosidad y miedo por saber que había dentro. Cuando empiezo a tocarla, me produce satisfacción. Cuando hay que entrar en ella, simplemente aparecí dentro de la caja y la sensación que he tenido es la misma que cuando estás en una tienda de campaña, esa sensación de seguridad y vulnerabilidad al mismo tiempo, seguridad porque estás dentro y vulnerabilidad porque sabes que el material es endeble. Para salir de ella, simplemente me deje caer de espaldas sobre la caja para volcarla y salir por la apertura que tiene la caja en la parte superior, aunque salí a gatas.

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