El niño interior y el buen humor



Nada mas motivador que la sonrisa de un niño feliz, pues traspasa las profundidades del alma. El niño interior y el buen humor están conectados con las fibras del amor, la inocencia, la pureza y la libertad.

¿Cuándo fue la última vez que reíste a carcajadas hasta sentir dolor en el estómago o simplemente la sensación de haberte liberado de una carga?



Cuando éramos niños reíamos con frecuencia y nuestros problemas o preocupaciones los convertíamos en chistes, bromas o chascarrillos, siempre impregnados de buen humor, luego, crecimos y dejamos atrás ese humor que nos identificaba como seres libres, amables, creativos y felices.

El adulto de hoy, más que nunca, necesita integrar nuevamente el niño interior y el buen humor para rescatar la felicidad que aprisionó con el correr de los años y la adultez, adoptando posturas de mucha seriedad y rigidez, que le impidieron experimentar la felicidad, libertad, creatividad y capacidad de asombro propias de los niños sanos.

El niño interior y el buen humor están presentes en los adultos sanos, felices y libres, que expresan con facilidad sus sentimientos, emociones y situaciones internas sin acomplejarse por el qué dirán o los comentarios no loables de terceros.

¿Qué necesitas aquí y ahora para reír como un niño sano y feliz?
Sonreír constantemente sana el alma de la amargura, dolor emocional, tristeza, melancolía y gran cantidad de enredos psicológicos con los que habíamos aprisionado la libertad del alma.


Al sanar tu niño interior es mas factible desbloquear la alegría de ese niño feliz que siempre sabe reírse aun de las grandes dificultades de la vida, convirtiéndolas en chistes o elementos de buen humor que, a la par, serán herramientas terapéuticas y de transformación humana.

El niño interior y el buen humor siempre irán de la mano abriendo puertas a la felicidad, prosperidad, abundancia, paz interior y equilibrio integral. Esto siempre lo lograrás al sanar tu niño interior y querer trascender el siguiente nivel de excelencia personal.

Cuando tú enfermo estás siempre al mejor médico quieres buscar para tratar dicha enfermedad y recuperar tu salud de forma gratificante, armoniosa y en compañía del adecuado e idóneo acompañamiento medico y profesional, de la misma manera, si tu niño interior quieres sanar, un buen y competente profesional debes buscar, pues el tratamiento del alma es inmensamente valioso y delicado como para ponerlo en las manos equivocadas.

El niño interior sano se manifiesta en el adulto del presente a travez del buen humor sin morbosidad, amarillismo, violencia ni mezquindad; es un humor sano, limpio, creativo e inocente que, de cuando en vez, en sus contenidos deja asomar al niño maravilloso que todos somos en lo más íntimo y escondido de nosotros mismos.