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El poder de la autoestima
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18 de julio de 2024
Índice

    Introducción

    El poder de la autoestima, un libro escrito por Nathaniel Branden, explica cómo potenciar este importante recurso psicológico. La autoestima es la experiencia de ser aptos para la vida, y es algo que se adquiere. Consiste en la confianza en nuestra capacidad de afrontar desafíos, en nuestro derecho a ser felices, en el sentimiento de ser dignos y de gozar de los frutos del esfuerzo.

    Actúa como el sistema inmunológico de la conciencia, dándole fortaleza y resiliencia. Cuando es baja, disminuye nuestra tolerancia a las adversidades. La baja autoestima no implica incapacidad de alcanzar metas; hay quienes triunfan solo para probar sus méritos a quienes dijeron que no lo lograrían. La confianza en nuestra mente y la seguridad en nosotros mismos nos permiten ver las oportunidades.

    La autoestima fortalece, motiva y nos permite experimentar satisfacción.

    Su presencia no garantiza satisfacción, pero su falta produce algún grado de ansiedad y de frustración. La autoestima puede fluctuar, pero todos tenemos un nivel promedio. A veces se confunde con arrogancia o soberbia, pero es al revés: las personas con autoestima alta no se ven impulsadas a mostrarse superiores a los demás ni a probar su valor.

    La necesidad de autoestima es resultado de dos hechos: que la supervivencia depende de nuestra capacidad de pensar y ser conscientes, y que el uso correcto de esta capacidad no es automático. Por eso, las elecciones según la conciencia tienen consecuencias importantes para la vida y la autoestima. Podemos pensar o no, aceptar la realidad o no, esforzarnos o no.

    El hecho de tener opciones, elegir y poder actuar contra nuestra supervivencia, crea la necesidad de autoestima, que permite saber que estamos funcionando según nuestro bienestar. La autoestima consta de dos aspectos interrelacionados: un sentido de autoeficacia, que es la confianza en el funcionamiento de la mente, y un sentido de autodignidad, que es el mérito personal, la seguridad del valor y la comodidad al expresar deseos y necesidades.

    Para ser auténtica, debe basarse en la realidad, no en una sensación temporal, y no puede ser función del contexto, solo de nuestras elecciones. También existe una pseudoautoestima, producto de la popularidad, el prestigio o los bienes materiales. La verdadera autoestima es una experiencia íntima, es lo que yo pienso y siento de mí mismo, no lo que otros piensan o sienten de mí.

    Los cuatro principales obstáculos para el desarrollo de la autoestima son:

    1. Problemas en la infancia: Los padres afectan al niño al menospreciarlo, humillarlo, sobreprotegerlo, violentarlo o hacerle sentir que no es suficiente. También limitan sus expresiones emocionales o le imponen normas inadecuadas.
    2. Malas relaciones: Se dan entre personas que se subestiman, ya que tendemos a estar con gente con un nivel de autoestima similar al nuestro.
    3. Dependencia de la opinión de los demás: Es bueno buscar apoyo en otros, pero es peligroso que eso sea la fuente primaria de autoestima, ya que nos lleva a buscar su aprobación.
    4. Adicciones: Ya sea a una sustancia, persona o hábito, la dependencia lejos de aliviar la ansiedad y el dolor, evoca el odio hacia uno mismo.

    Por otra parte, hay cinco fuentes principales de autoestima:

    1. Voluntad de comprender: Querer entender las consecuencias de nuestros actos, ya que solo deberíamos juzgarnos según lo que está bajo nuestro control.
    2. Logros: Surgen del compromiso con la conciencia y permiten convalidar elecciones, y sentirse apto para la vida.
    3. Voluntad de ser capaz: Perseverancia ante las dificultades y conciencia de que el fracaso nunca es permanente.
    4. Pensar de forma independiente: Evitamos transferir la responsabilidad, lo cual puede ser incómodo pero es una victoria psicológica.
    5. Autoaceptación: No es la aprobación de todas nuestras facetas, sino no vivir en guerra con nosotros mismos y no negar nuestra realidad. Exige contemplarse con independencia de la aprobación.

    La responsabilidad es crucial, ya que somos los principales agentes causales de nuestras vidas. Eludirla nos transforma en víctimas y nos genera impotencia. En el trabajo, la autoestima es fundamental para varias cosas:

    1. Tomar decisiones: Relacionado con el mérito, ya que si no me siento digno de éxito, no lo alcanzaré, y si lo hago, no podré disfrutarlo.
    2. Cooperar y transmitir entusiasmo: Quien está en paz consigo mismo es libre emocional y psicológicamente para acercarse a los demás.
    3. Sentir que se marca una diferencia: Es natural querer sentirse apreciado por ser quien se es y trabajar en un ambiente que nos apoye.
    4. Marcar las propias metas: Fortalece la sensación de autonomía.
    5. Aprender: No debemos basarnos en lo que sabemos, sino en nuestra capacidad de adquirir más conocimientos.
    6. Aceptar los desafíos: Las exigencias nos permiten superarnos, siempre y cuando no sean excesivas.

    En conclusión, en un mundo lleno de opciones necesitamos autonomía, y allí juega la autoestima. Cuanto más alta, mejor equipados estaremos ante la adversidad personal y profesional. Cuanto más baja, más caeremos ante los autosabotajes, y ambos caminos tienden a reafirmarse y perpetuarse. No hay atajos hacia una autoestima positiva: si no vivimos de forma consciente, auténtica, íntegra y responsable, por más que tengamos éxito, popularidad y riqueza, no seremos felices, pues la autoestima es realmente la imagen que tenemos de nosotros mismos.

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