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Niño interior

1 de noviembre de 2012
elninointerior

El Niño Interior

Todos llevamos dentro al niño que algún día fuimos.  Todas ellas se han quedado grabadas de alguna manera en nuestro interior, y al hacernos adultos inconscientemente seguimos dando al play una vez detrás de otra para reproducir estas grabaciones de la infancia.

Nuestros comportamientos emocionales siguen, por lo tanto, un patrón o esquema definido ya en la infancia. Si nuestro niño interior está bien conexionado con nuestro ser adulto, entonces nuestra capacidad emocional funcionará bien. Pero, por desgracia, casi todos en la infancia hemos tenido heridas emocionales que algunos no hemos logrado solucionar en su momento. Estas heridas emocionales no resueltas han logrado dañar al niño interior, con lo que el niño y el adulto dentro de nosotros no pueden vivir en armonía. A causa de esta desconexión entre los dos es cuando sentimos conflictos internos, problemas de autoestima, vacíos emocionales, etc.

El adulto muchas veces ve su personalidad de niño como una parte inmadura de sí mismo que debe esconder y reprimir. Para funcionar en sociedad como se supone que todo el mundo espera de nosotros debemos ser sabios, maduros, reflexivos, seguros… todo lo contrario de lo que constituye la esencia de un niño: impulsivo, curioso, ruidoso… Con este comportamiento, lo único que está haciendo es seguir arrinconando al niño interior, cuando en realidad lo único que necesita ese niño que llevamos dentro es amor y aceptación. Al desconectarnos de él, estamos negándonos una parte de nosotros mismos, ya que él es nuestro hemisferio derecho, nuestra parte irracional que se plasma en las vivencias y los sentimientos, mientras que el adulto constituye el hemisferio izquierdo racional, la parte que piensa y luego actúa.

Sin embargo, cuando el adulto y el niño están conectados, en nuestro interior vive un niño sano que nos hace poder enfrentarnos a nuestras emociones y tolerarlas, sean estas negativas o positivas, sin tener que acudir a ciertos comportamientos entre los que se incluyen la rabia, la frustración, la ira, la angustia… Adulto y niño conectados significa ni más ni menos que los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho están conectados entre sí.


El adulto con un niño interior sano es capaz de experimentar las emociones propias de la infancia como espontaneidad, alegría genuina, y en definitiva vivir de una forma plena.

Por desgracia, en la sociedad occidental actual existen muchas personas con problemas resultantes de un niño interior herido, muchas más incluso que adultos en equilibrio con un niño interior sano. Quizás tengas la suerte de encontrarte entre estos últimos, pero si como muchos otros que te rodean tu adulto no es capaz de conectar con tu niño interior herido, ha llegado la hora de sanarle y construir una conexión con él.

Probablemente ahora te estés preguntando “¿Qué debo hacer entonces para sanar a mi niño interior, conseguir que conecte con mi ser adulto y lograr así la paz emocional que anhelo?”.

La respuesta a esta pregunta abarca la construcción de un largo camino a través de nuestro ser interno en la búsqueda de la felicidad. Quizás te parezca un trayecto demasiado ambicioso, pero no es tan difícil como parece. Solo requiere un poco de esfuerzo por tu parte, y a cambio la recompensa será inmensa: ni más ni menos que la finalidad que todos perseguimos, que es simplemente ser felices.

El primer paso que hay que dar en esta búsqueda interna parece relativamente sencillo, pero no lo es: tendrás que llegar a conocer a tu niño interior si quieres conectar con él. Probablemente pienses que es una obviedad y que ya conoces a ese niño que fuiste y las experiencias que te marcaron o traumatizaron.

Sin embargo, el niño interior se halla reprimido y escondido, tan profundamente, en lo más hondo de ti mismo, que los antiguos traumas y heridas psicológicas se encuentran totalmente desdibujadas.

Por otro lado, no necesariamente ha de tener un niño interior herido solo quien haya experimentado abusos y traumas graves durante su infancia. Si la sociedad, o tus propios valores aprendidos, te han hecho desconectarte de él y reprimirlo en el rincón más oscuro de tu subconsciente, tu adulto interior no está conectado con él. Por eso es importante buscarlo, conocerlo, estudiar sus características y averiguar si existen antiguas heridas tan reprimidas y escondidas que tú mismo desconocías.
Del mismo modo, tampoco es obligatorio que el adulto interior de una persona que haya tenido una niñez dolorosa esté desconectado de su niño interior. Puede ser que esta persona posea las habilidades o herramientas necesarias para haber conseguido que el adulto y el niño se reconcilien entre sí de forma natural.

El proceso de sanación comenzará solo una vez hayas identificado las viejas heridas que atormentan a tu niño interior: traumas, maltratos, abandonos, muerte de familiares, acoso escolar… todas estas vivencias dolorosas del pasado necesitarán volver a salir a la luz para poder cicatrizar las viejas heridas, dejarlas atrás y avanzar un paso adelante en la vida.

Por último, tendrás que aprender las técnicas para lograr que tu adulto interior y tu niño interior se reconcilien y se conecten. En el momento en que logres perdonar a tu niño interior y aceptarle tal y como es, tus hemisferios derecho e izquierdo se reconectarán y tu adulto interior podrá vivir por fin en plenitud.

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