El poder del amor hace de tu vida una tierra sana, abonada, fértil y adecuada para sembrar las nuevas semillas que, posteriormente, se convertirán en abundantes cosechas y alegrías para el sembrador que camina por el sendero de la vida en medio del mágico jardín.
Estás enfermo porque olvidaste jugar, cantar, soñar y sonreír como lo hacíamos a los siete años”, fueron las palabras de mi niño interior en medio del cálido abrazo que me dio al encontrarlo y traerlo de nuevo a mi vida actual.