Introducción
Todos tenemos un niño interior, esa parte de nosotros que a menudo es vulnerable y necesita ser amada y protegida. A veces, nuestro niño interior ha sido herido a lo largo de nuestra vida, ya sea a través de experiencias traumáticas o de relaciones tóxicas.
Estos traumas pueden dejar marcas profundas en nuestra mente y nuestro cuerpo, y pueden ser difíciles de superar. Sin embargo, hay esperanza. A través del perdón y la aceptación, podemos sanar nuestro niño interior y vivir una vida más plena y feliz.
Reconocer que nuestro niño interior está herido es el primer paso para sanar
Para sanar nuestro niño interior, es importante primero reconocer que hemos sido heridos. A menudo, estamos tan ocupados en nuestra vida diaria que pasamos por alto las señales de que algo no está bien. Podemos sentirnos ansiosos o deprimidos, o tener dificultades para establecer relaciones saludables. Si estás experimentando estos síntomas, es importante tomarse un tiempo para reflexionar sobre lo que podría estar causándolos.
Una vez que hayas identificado las heridas de tu niño interior, es importante enfrentarlas y permitirte sentir el dolor y la tristeza que vienen con ellas. Esto puede ser difícil, pero es necesario para poder avanzar. Puede ser útil hablar con un terapeuta para obtener apoyo y guía mientras navegas por este proceso difícil.
El perdón es una parte crucial del proceso de sanación.
A menudo, cuando somos heridos, sentimos rabia y resentimiento hacia la persona que nos hizo daño. Estos sentimientos pueden ser muy poderosos y pueden tomar mucho tiempo y esfuerzo para superarlos. Sin embargo, el perdón es esencial para poder avanzar y dejar atrás el dolor del pasado.
Perdonar no significa justificar el comportamiento de alguien que nos ha herido, sino más bien liberarnos del poder que tiene esa persona sobre nosotros. Cuando perdonamos, nos liberamos de la carga emocional que llevamos con nosotros y podemos comenzar a sanar. Esto no significa que tengas que tener una relación con la persona que te hizo daño, pero sí significa dejar atrás el odio y el rencor y permitirte avanzar.
Además de perdonar, es importante aceptar lo que ha sucedido. Esto no significa que tengamos que olvidar, solo recordar sin rabia, sin dolor ni deseo de venganza. Perdonar por lo tanto no es olvidar sino más bien recordar sin la carga tóxica del dolor que busca la venganza.
Pastor García es un destacado Terapeuta Especialista en Terapia Regresiva Reconstructiva y en escuchar Personas, Consejero Escritor y Coach cuyo trabajo ha influido en la vida de miles de personas en todo el mundo, actualmente reside en Medellín, Colombia. Nacido en una familia con antecedentes de Depresión y enfermedades psicosomáticas, Pastor García fue enseñado sobre la difícil situación de la condición humana desde una edad temprana.
«Lo que es más importante para mí, es que mis pacientes reciban una terapia excepcional, brindada en el contexto de apoyo incondicional, sin prejuicios, aceptación, seguridad y compasión».
Cuando sea apropiado, permíteme alcanzar tu pasado y resolver aquellas cosas que aún pesan en tu alma. Juntos encontraremos una manera de trabajar en ello y encontrar las mejores soluciones para ti.