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La Mascota amigo perfecto

4 de marzo de 2012
Pastor-Garcia-Terapeuta

La Mascota Amigo Perfecto

Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro. Proverbio salomónico.

Eso podríamos decir de los perros, gatos y demás seres del reino animal que en la actualidad conviven con los humanos en calidad de mascotas. La mascota es el amigo perfecto por su compañía, inocencia, instinto amigable y protector.

 

Desde el inicio de la historia de la humanidad, el hombre ha convivido con los animales, que son sus hermanos, amigos incondicionales y protectores, y en muchas ocasiones daban la vida por sus amos.

 

Hoy en día, gracias al nuevo despertar espiritual o de conciencia en la mayoría de la humanidad, se está dando un espacio muy merecido a esos seres que siempre han estado allí para ti incondicionalmente como amigos, protectores, compañía y, en muchos casos, como la única familia de personas que se quedaron solas porque los hijos se fueron de casa, enviudaron o porque simplemente optaron por la soledad al no poderse entender con iguales de su propia manada racional y optaron más bien por un compañero del reino animal (a veces llamado irracional) que, al final del camino, muestra más compasión, racionalidad, tolerancia y amor que los “racionales”.

 

Es tanto el amor que un ser humano de la actualidad puede tener por su mascota que llega hasta dar la vida por ella.

 

Esto no ha sido fortuito ni fruto de la suerte, sino de la vivencia de parte o de toda la vida de un ser humano que se sintió más comprendido, amado y acompañado por su mascota que por un semejante.

Las mascotas son esos amigos perfectos por su compañía, respeto, silencio, compañerismo y pertenencia; ellas siempre están ahí acompañándote en tu diario vivir llenas de amor, ternura, inocencia y fidelidad, a pesar de la convivencia con su familia constituida por humanos que, en muchas ocasiones, las ignoran, las desprecian y en algunos casos las maltratan.

 

Así su amo sea rudo, de mal genio y en ocasiones le ignore, la mascota (amiga perfecta), siempre va a estar a allí, con una energía pura de los deseos e intrigas humanas transmitiendo confianza, seguridad y amor.

 

Índice

La compañía perfecta

Hace poco, llegó a mi consultorio una hermosa mujer de 68 años de edad con el objetivo de elaborar el duelo por la pérdida de un ser querido quien fue muy importante y significativo para ella en los últimos 13 años. Él había sido su único amor y compañía en las largas noches cuando tenía insomnio por pensar en su esposo que había fallecido 15 años atrás en un accidente, o en sus tres hijos que se habían ido de casa al extranjero y no la visitaban por sus múltiples ocupaciones y a los que ella deseaba ver. Sus hijos ya llevaban 7 años sin visitarla y esa situación la sobrellevaba con Pepe, un hermoso perro labrador que un día, siendo un cachorro, dejaron en la puerta de su casa en una noche fría de tormenta eléctrica, fuertes vientos y lluvia que alejaron el silencio de la colonia donde Bertulfa vivía. Los gemidos y llantos del cachorrito le despertaron, abrió la ventana de su casa que daba a la calle, y encontró a ese ser indefenso moviéndose y llorando ante su puerta. Por un momento, creyó que se trataba de un bebé, lo que la hizo mover de sus cálida y cómoda habitación y bajó corriendo apresurada por las escaleras de madera de su vieja casa donde había vivido toda la vida. Abrió la puerta y el animalito, sin preguntar si podía seguir, entró corriendo hasta la sala, se tumbó sobre la alfombra temblando de frío muy cerca de la chimenea para recibir un poco de calor y así evitar la muerte.

Bertulfa, en medio de su dolor por la muerte de su esposo, que en ese momento llevaba dos años de fallecido, solo exclamó: «Tú eres el angelito que Eutimio me envió para acompañarme esta noche oscura y lluviosa en la cual el miedo no me deja dormir».

 

Bertulfa, que nunca había tenido una mascota en su vida, corrió, tomó una toalla, lo arropó y lo colocó nuevamente cerca del fuego de la chimenea para que se calentara y se secara su humedad.

Eran ya las 11 de la noche cuando se fue a la cocina y calentó un poco de leche cerciorándose de que estaba en la temperatura perfecta y se la trajo a su nuevo amigo Pepe. Ella estaba feliz por su esposo, Eutimio Polaina, le había enviado este ángel del cielo.

Al día siguiente salió por todo el vecindario presentando al perrito y tratando de dar con el dueño, pero, al caer la tarde, nadie lo reclamo. Pasaron varios días hasta que ella lo adoptó y lo nombró Pepe.

 

Le compró regalos, lo llevó al veterinario y le mandó a construir una casita que meses después tendría que regalar, pues Pepe creció tanto que los niños del vecindario solían decir que pepe no era un Perro sino un caballo.

Pepe, la mascota amiga perfecta, había encontrado una familia que lo cuidara y acogiera con amor.

 

Bertulfa había encontrado un amigo y compañero que llenara de sentido sus días y noches, dándole un empujón enérgico ante la vida.

Ella salía con él a caminar. Pepe le acompañaba a las reuniones sociales y, en ocasiones, a la iglesia a escuchar misa. Mientras ella estaba escuchando el sermón del domingo, Pepe estaba echado a sus pies y, después del encuentro religioso, sus amigas, sus vecinas y hasta el cura Benito le daban galletas, por el decoro y buen comportamiento que tenía en la Iglesia.

Pepe era querido por todos en el pueblo y ellos creían, como Bertulfa, que él era un ángel enviado desde el cielo por el finado Eutimio Polaina, «alma bendita de Dios» como decían los pueblerinos.

Tener una mascota e interactuar con ella es conectar con nuestro Niño Interior de forma tierna y feliz.

Después de esta hermosa historia de vida contada por Bertulfa, me di cuenta que realmente había que iniciar un proceso terapéutico para la elaboración del duelo, pues había perdido a un verdadero amigo que nunca más iría con ella a jugar canasta, al costurero parroquial, a la misa del domingo y a tomar el café con las señoritas Gutiérrez (4 hermanas que se quedaron solteras, o vistiendo santos como las llaman, en el pueblo de Bertulfa). Pepe era el ángel que en forma de perro acompañó en su soledad a Bertulfa por 13 inolvidables años.

Salvan vidas y los humanizamos.

Por esas razones, la mascota es el amigo perfecto para los humanos con quienes conviven.

Hay muchísimas historias en las cuales las mascotas han intervenido en momentos de peligro para salvarle la vida a muchos seres humanos, por ello, no es raro que hoy algunos seres humanos se sacrifiquen por ellas. Además, son seres que nos llenan, nos divierten, nos hacen reír y, con su tierna compañía, nos hacen humanizarlos al punto de tenerlos por un miembro más de la familia.

Hoy es muy común que los padres de familia estresen a sus hijos con juguetes electrónicos y digitales, sumiéndoles en un mundo de incomunicación e indiferencia, mas cuando el niño se cansa de tanta tecnología, rutina y soledad pide una mascota para jugar y lo que el niño está pidiendo realmente es una mascota (amiga perfecta) como compañía para llenar esos vacíos afectivos, de tiempo y de compañía negados por sus padres.

Por eso la mascota amigo perfecto y adecuado para acompañar a los niños, jóvenes y adultos mayores en diferentes momentos de la vida, les será de gran ayuda terapéutica y vivencial, pues su energía pura y sin mezquindad humana te ayudará a tener una vida llena de compañía, diversión e incluso de ayuda en ciertos momentos difíciles de la vida.

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