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Mi niño interior y mi cuidador adulto
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20 de noviembre de 2018
elninointerior

Mi niño interior y mi cuidador adulto

Muchos de nosotros nos hemos convertido en padres o cuidadores de un niño. Entre mas pequeño es el ser a nuestro cargo, mas cuidados necesitan.

Cuando estamos frente a un recién nacido o un niño pequeño, nuestro espíritu se enaltece mediante las enseñanzas que les ofrecemos, viendo como este pequeño ser se parece cada día más a nosotros.

Juramos no cometer los errores que nuestros padres cometieron con nosotros. Pero cuando se presenta un conflicto o nos sentimos agotados por el cuidado, solemos repetir los mismos modelos que usaron nuestros padres con nosotros, y creamos en ese nuevo ser heridas que nosotros mismos llevamos dentro.

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¿Pero porque sucede esto?

Nuestro niño interior, aunque deseemos ignorarlo, se encuentra activo en cada una de las decisiones y vivencias que tenemos como adultos.

Nuestras heridas abiertas no nos permiten reconocer los errores que cometemos porque aún no hemos perdonado los que otros cometieron con nosotros.

Muchos padres o cuidadores, a pesar de que ahora seamos adultos, siguen hiriendo a nuestro niño interior. Reclaman que les debemos respeto, lealtad, dinero, o cualquier otro intercambio por haber dedicado parte de su vida a nosotros. Aunque como adultos podamos alejarnos de alguna manera de este tipo de situaciones, la culpa y las heridas se siguen presentando y es muy probable que no tengamos la capacidad de dar a otro ser nuestro afecto y cuidado sin esperar nada a cambio.

Los hijos a quienes cuyos padres reclaman algún tipo de contraprestación por el cuidado recibido suelen sentirse culpables y obligados a obedecer, aun siendo adultos, porque su niño interior herido los hace temer las consecuencias de enfrentarse a aquel adulto al que aman a pesar de sentirse dañados. Al no poder desatar esa ira contra esa persona en particular, lo hacen con quien es mas débil, en este caso, con sus hijos o los niños a su cuidado.

Si un niño trata de complacer a sus padres o cuidadores y no lo logra, suele ser un adulto que busca la aprobación constante de su medio para llenar el vacío de sentirse amado. El hecho de no ser aceptado y amado solo por ser quien es llevara al adulto a buscar todo tipo de métodos como tener dinero, sexo o cualquier otra cosa en exceso, volviéndolo obsesivo, pues necesita comprar la aprobación de los demás. Un adulto que no lleva un niño interior sano es un adulto que no logra ser feliz.

Incluso, tener un niño herido por un adulto demandante puede traer consecuencias devastadoras, como se presenta en algunos casos de psicopatía en los cuales, el adulto con su niño interior herido, es capaz de buscar reemplazos de los padres o cuidadores maltratadores y repetir las conductas nocivas, llevándolos hacia el maltrato, la tortura e incluso el homicidio. Maltratar a otros es una forma de tratar de salir de su propio trauma.

Un adulto con un niño interior sano es aquel que afronta el hecho de que sus padres también tenían niños interiores heridos y por eso puede perdonar las cosas que le hicieron daño. Las personas emocionalmente sanas y que poseen un niño interior maravilloso se dan permiso para equivocarse, y, por tanto, asumen sus errores y evitan maltratar a otros, en especial, a sus hijos o niños que tengan al cuidado, pues entienden lo profunda que puede ser una herida emocional a temprana edad.

Un adulto sano es aquel que ama a los pequeños sin esperar a cambio nada mas que el orgullo de haber hecho un buen papel y aportar al mundo de ese niño algo de conocimiento y mucho cariño, aceptación y ternura, que es lo que necesita en realidad un pequeño ser para ser feliz.


Las personas que logran entrar en sintonía con su niño interior maravilloso, superando las heridas del pasado y aprendiendo a protegerlo y escucharlo como es correcto, se desarrollan como adultos felices, que pueden perseguir sus sueños, que se perdonan sus errores y emprenden la aventura de la vida. Es por esto por lo que es tan importante dejar de negar a nuestro niño interior y atenderlo, curar sus heridas, y hacer de este con nuestro granito de arena un mundo mejor.

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