Cuando no hemos Sanado a Nuestro Niño Interior
Cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona.
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El niño interior es la parte de nosotros que representa nuestras emociones, necesidades y deseos más profundos. Es la parte más vulnerable de nosotros mismos y también es la que nos permite sentir empatía y conexión con los demás.
Cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona.
Cuando tenemos heridas emocionales del pasado que no hemos sanado, es posible que tengamos miedo de volver a ser lastimados. Esto puede hacer que nos cerramos a los demás y evitemos entrar en relaciones íntimas y comprometidas. Puede ser difícil confiar en los demás y darnos la oportunidad de ser vulnerables cuando tenemos miedo de ser lastimados otra vez.
Además, si no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos dificultades para reconocer y expresar nuestras necesidades y deseos. Puede ser difícil pedir lo que necesitamos o decir no cuando algo no está bien para nosotros. Esto puede llevar a relaciones desiguales y tóxicas en las que nos sentimos poco valorados y poco respetados.
Es importante recordar que sanar nuestro niño interior no significa olvidar nuestro pasado o negar la existencia de heridas emocionales. Significa procesar y liberar esas heridas de manera saludable y aprender a confiar en nosotros mismos y en los demás de nuevo. Esto puede llevar tiempo y puede requerir el apoyo de un terapeuta o de un grupo de apoyo.
Una vez que hemos comenzado a sanar a nuestro niño interior, es más probable que nos sintamos más seguros y capaces de abrirnos completamente a otra persona. Podemos permitirnos ser vulnerables y confiar en que los demás nos tratarán con amor y respeto. Esto puede llevar a relaciones más íntimas y satisfactorias.
Sanar a nuestro niño interior también nos permite tener más autoconocimiento y autoconfianza. Podemos entender mejor nuestras necesidades y deseos y tener la confianza para expresarlos y hacer nuestras propias elecciones. Esto puede mejorar nuestra autoestima y nuestra capacidad para tener relaciones saludables y equilibradas.
En resumen, cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona. Esto puede llevar a relaciones desiguales y tóxicas. Por eso es importante buscar ayuda profesional en el campo psicológico y terapéutico, para sanar a nuestro niño interior de la forma adecuada.
Pastor García es un destacado Terapeuta Especialista en Terapia Regresiva Reconstructiva y en escuchar Personas, Consejero Escritor y Coach cuyo trabajo ha influido en la vida de miles de personas en todo el mundo, actualmente reside en Medellín, Colombia. Nacido en una familia con antecedentes de Depresión y enfermedades psicosomáticas, Pastor García fue enseñado sobre la difícil situación de la condición humana desde una edad temprana.
«Lo que es más importante para mí, es que mis pacientes reciban una terapia excepcional, brindada en el contexto de apoyo incondicional, sin prejuicios, aceptación, seguridad y compasión».
Cuando sea apropiado, permíteme alcanzar tu pasado y resolver aquellas cosas que aún pesan en tu alma. Juntos encontraremos una manera de trabajar en ello y encontrar las mejores soluciones para ti.