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Cuando no hemos sanado a nuestro niño interior
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9 de enero de 2023
Regresiva Reconstructiva

Cuando no hemos Sanado a Nuestro Niño Interior

Cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona.

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El niño interior es la parte de nosotros que representa nuestras emociones, necesidades y deseos más profundos
. Es la parte más vulnerable de nosotros mismos y también es la que nos permite sentir empatía y conexión con los demás.

Índice

Cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona.

Cuando tenemos heridas emocionales del pasado que no hemos sanado, es posible que tengamos miedo de volver a ser lastimados. Esto puede hacer que nos cerramos a los demás y evitemos entrar en relaciones íntimas y comprometidas. Puede ser difícil confiar en los demás y darnos la oportunidad de ser vulnerables cuando tenemos miedo de ser lastimados otra vez.

Además, si no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos dificultades para reconocer y expresar nuestras necesidades y deseos. Puede ser difícil pedir lo que necesitamos o decir no cuando algo no está bien para nosotros. Esto puede llevar a relaciones desiguales y tóxicas en las que nos sentimos poco valorados y poco respetados.

Es importante recordar que sanar nuestro niño interior no significa olvidar nuestro pasado o negar la existencia de heridas emocionales. Significa procesar y liberar esas heridas de manera saludable y aprender a confiar en nosotros mismos y en los demás de nuevo. Esto puede llevar tiempo y puede requerir el apoyo de un terapeuta o de un grupo de apoyo.

Una vez que hemos comenzado a sanar a nuestro niño interior, es más probable que nos sintamos más seguros y capaces de abrirnos completamente a otra persona. Podemos permitirnos ser vulnerables y confiar en que los demás nos tratarán con amor y respeto. Esto puede llevar a relaciones más íntimas y satisfactorias.

Sanar a nuestro niño interior también nos permite tener más autoconocimiento y autoconfianza. Podemos entender mejor nuestras necesidades y deseos y tener la confianza para expresarlos y hacer nuestras propias elecciones. Esto puede mejorar nuestra autoestima y nuestra capacidad para tener relaciones saludables y equilibradas.

En resumen, cuando no hemos sanado a nuestro niño interior, es posible que tengamos miedo de abrirnos completamente a otra persona. Esto puede llevar a relaciones desiguales y tóxicas. Por eso es importante buscar ayuda profesional en el campo psicológico y terapéutico, para sanar a nuestro niño interior de la forma adecuada.

 

 

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